En la antigua Hispania se cuenta con varios ejemplos de villae monumentales en las que se aprecia un notorio sistema edilicio y un recargado aparato decorativo. En estos grandes complejos se conjuga el concepto de otium et negotium y son reflejo del estatus y el poder de sus propietarios y de la extensión de su fundus.
Estas residencias suponen un excelente método de autorrepresentación del dominus, y para ello la suntuosidad de la arquitectura y de la ornamentación constituyen una herramienta llena de simbolismo que pretende transmitir un mensaje con una alta carga ideológica y propagandística a cada uno de los visitantes que accedan al complejo.
En este sentido, las grandes dimensiones de estas villae, la distribución de los diversos edificios dentro del conjunto, la forma en que se diseñan los itinerarios de circulación dentro del complejo, las holgadas dimensiones de determinadas estancias, la volumetría y ornamentación de las mismas, en definitiva la edilicia, manifiesta una palmaria intencionalidad que busca generar escenografías de poder, comprobando cómo los visitantes deben seguir rutas variadas y perfectamente estudiadas para llegar a los espacios de mayor simbolismo.
Con esta misma intención de transmitir el poder del patrono mediante mensajes visuales, la decoración también juega un destacado papel, atesorando igualmente una alta carga simbólica. Así, las holgadas estancias antes mencionadas son ricamente decoradas a base de caros mármoles, excepcionales pavimentos, vistosas pinturas murales y esculturas de gran calidad. Todo ello supone una inversión en lujo, eligiendo cuidadosamente los materiales para transmitir imágenes y mensajes que logran los fines previstos, produciendo un fuerte impacto en el visitante.
En este contexto, la villa romana de Noheda resulta un fiel reflejo de la realidad imperante en esa época. Las investigaciones de los últimos años han evidenciado un gran esfuerzo constructivo y de monumentalización del complejo rural a partir del siglo IV, mediante la ejecución de un conjunto de aedificia de arquitectura arrogante como son: el triclinium, el gran salón cruciforme, los diversos peristyla y el balneum. Se aprecia, además, cómo se realizan soluciones creativas para insinuar los itinerarios enmarcados en un diseño arquitectónico exquisito. Y, por último, todos esos recorridos son ornamentados con vistosos mármoles y excepcionales conjuntos escultóricos importados de Asia Menor que redundan en la intencionalidad del mensaje que quieren transmitir.
El análisis del conjunto de acciones llevadas a cabo por el dominus de Noheda para explicitar su poder, a través de los mensajes ofrecidos por una edilicia y ornamentación opulenta, resultan muy diferentes a los observados en otros grandes complejos rurales de Hispania. Por ello, se propone la presentación comparada de estos conjuntos residenciales, con especial atención a la villa de referencia.
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